Si habéis jugado a ese gran videojuego que es el Fahrenheit posiblemente este término os resulte de lo más familiar. Los niños índigo son seres especiales, o al menos eso aseveran los desarrolladores y seguidores de esta teoría. Son capaces de conectar con la Tierra y con todo aquello que vive sobre ella de una manera innata, y están dotados de habilidades extraordinarias, como la telequinesis, la telepatía y demás propiedades paranormales.
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El término proviene, según la mayoría de las fuentes, del color del aura de estas personas, que oscila entre los tonos azules más profundos. Aquí está el primer voto de confianza que un no-escéptico debe hacer: creer en la existencia del aura y de gente que es capaz de leerla.
Surgida durante los años ochenta, esta teoría predica las excelencias del 95% de los niños nacidos durante los últimos diez años. A menudo, estos niños presentan patrones de hiperactividad o síndrome de déficit de atención, así como características propias tales como elevada creatividad, facilidad para leer y hablar a edades muy temprana o la capacidad para ejercer un total control sobre sus emociones.
Hasta ahora podríamos decir que en muchos hogares viven niños de este tipo, pero además se les atribuyen otros dones como capacidades curativas multidimensionales, conciencia de otras vidas pasadas, empatía con cualquier ser vivo...
Tras estas afirmaciones hay cientos de seguidores que creen a pies juntillas, pero la comunidad científica considera que hay pocas pruebas que las sustenten. Es más, advierten que educar a un hijo con la conciencia de que sea un niño índigo puede crearle problemas sociopáticos, dado que les reconocen otras características más subjetivas, como sentimientos de realeza y actuación consecuente, problemas con la autoridad, rechazo a directrices y normas establecidas...
Estos niños, venidos según los teóricos para cambiar el mundo y nuestra percepción de él, para crear una nueva conciencia entre los seres vivos, tienen el encanto de la ilusión que fomentan en las mentes con esperanza. Pero me temo que los escépticos no verán en esto más que otra manera de hacer dinero por parte de oportunistas.
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