21 agosto 2006

Hay ocasiones en que pienso que la gente es sorda o, al menos, simula una falta de audición para no enterarse de lo que no les gusta. A nadie le apetece que le echen en cara las cosas, y a mí menos que a nadie. Ese pequeño hijo de puta que todos tenemos dentro y que se llama vulgarmente orgullo pica como si metiéramos un dedo despellejado en la ensalada de mamá. Sin embargo, pululan elementos por este planeta que parecen creerse superiores a los demás. Hace tiempo mi vena vengativa se habría cebado con estos gusanitos, pero ahora tiendo más a compadecerlos. Pobrecitos ellos, esa creencia de divinidad suele venir provocada por una auténtica carencia de aquello de lo que presumen. Estas personas son dignas de lástima y ahora, que tan de moda está la solidaridad, deberíamos hacer una organización en pro de estas almas descarriadas que flotan (teóricamente) sobre la farragosa existencia de los demás humanos para bajarlas (a hostias si hace falta y perdón por el lenguaje) a la realidad en la que deberían estar. ¿Qué os parece la ONG Amigos Contra la Estupidez? ACE... Hasta podríamos añadir por ahí "Magna" para darle un poco de bombo y que las siglas concluyeran como ACME. Porque la estupidez de algunos de estos seres hacen que mi Teresita de Jesús sea pisoteada por sus sandeces y hagan que emerja mi faceta más exacerbada y me den ganas de descerrajarles la cabeza para que dejen de sufrir.

Pobres animalitos... ¿WWF ADENA se ocupará de ellos?

No hay comentarios: