16 enero 2007

Mi vida huele a surrealismo y a Kenzo Amour.

Después de haberme quedado sin unas preciosas bailarinas porque no tenían mi número (llevaba como 2 meses detrás de ellas...) y de no haber encontrado ni un sólo libro de historia sobre la época de la Revolución Francesa (el dependiente sabía lo mismo del tema que yo sobre los hábitos sexuales de la marsopa), me dirigí con mis penas y mi Burning Crusade esperándome en casa de mi chico a PCBox para hacerme con un disco duro en condiciones.

Tras tanta peripecia, sólo había una manera de rematar el día. Llegamos al PCBox de Marina Escobar a eso de las ocho menos cuarto, en pleno sprint final de compras, y la cola casi llegaba a la puerta. Pero no la causaba una madre pesada ni el geek de turno preguntando sobre discos duros de terabyte. No, la causaba...

¡Un italiano!

El tío más plasta que pudiera echarme a la cara estaba dándole la tabarra a un pobre dependiente (que bastante tiene con llevar una camisa amarillo curry), recriminándole que no tuvieran fotocopiadora, que le llevaban los muebles no sé qué día, que tenía que hablar con el banco no sé qué... Vamos, que le estaba soltando una chaqueta espantosa. Al final, el dependiente consiguió que el italiano se fuera a hacer las fotocopias a una librería. Sale el que repara los ordenadores a bajar la verja, porque ya eran las ocho, y cuando me están atendiendo a mí, ¡aparece el italiano en la verja! Vuelve el repara-pc's con la barra metálica para bajar las verjas y le dice el italiano:

- ¡Tengo una pistola! (con un horroroso acento mafioso)

Y el repara-pc's, un tío de metro noventa y unos cien kilos de peso, le mira y dice:

- Y yo un garrote.

Aquello parecía una película de Bud Spencer y Terence Hill...

1 comentario:

whiskito dijo...

Fue tremendo!!! XDDD

Añadir que el repara-pc's le respondió con toda la tranquilidad del mundo, ni le miró, únicamente alzó su cabeza sobre su hombro y pasó de él como de la mi***a...

Tremendo!