24 septiembre 2008

Chusma


Hay gente que es auténtica y verdadera chusma. Que no se merecen ni que les escupas al pasar por la calle.

Son personas que se dedican a insultarte gratuitamente, cuando hace meses que saliste de su vida. Personas que no son capaces de continuar con lo suyo, sino que se quedan anclados en el pasado y se dedican a intentar llamar tu atención con insultos y estupideces.

A veces lo consiguen. Diría que conmigo no es complicado, tengo el pronto rápido y la palabra todavía más. Consiguen que me apetezca presentarme delante de ellos y soltar la mano y la mala hostia que me generan.

Pero luego me voy enfriando y me doy cuenta de que no son más que desgraciados sin personalidad cuyo único fin en la vida es tratar de llamar la atención de los demás. Gente sin capacidad de evolución que se queda adherida al pasado y cuya vida es tan triste que no consiguen disfrutar de lo poco bueno que, imagino, tendrán. Prefieren seguir dándose de cabezazos, intentando convertirse en protagonistas intentando atacarte simplemente porque un día consiguieron serlo de la misma manera. Pero cuando tú sales de escena, sus horas se vuelven tan grises y lamentables que no pueden hacer otra cosa que intentar llorar para ver si vuelves.

Esta vez casi caigo. Hasta pensé en ir y confrontar cara a cara. Pero esta gente no se merece ni que les des la oportunidad de expresar su poco elegante opinión sobre tu persona. Básicamente, porque ni siquiera se atreverían. ¿Y para qué darles la ocasión de volver a tener un mínimo de importancia? Es mucho más divertido ver cómo se arrastran en sus vidas miserables y anodinas.

12 septiembre 2008

Matar a un ruiseñor


¿Qué se te pasa por la cabeza cuando decides matar a un ser inocente, que no tiene posibilidad alguna de defenderse de algo que no sabe que le va a pasar? ¿Qué razones te das a ti mismo para convencerte de que su muerte es lo mejor, que es por el llamado bien común? ¿Y cómo vas a aguantar ver pasar por delante de tus ojos la vida que le has arrebatado, la vida que podría haber tenido, el resto de los días de la tuya?

No has obtenido las respuestas que esperabas, ni las reacciones que necesitabas, y todo se tiñe de una incoherencia abominable. Los segundos pierden su sentido, y luchas contra todos tus instintos para imponer la razón y no el sentimiento. Y sabes que hagas lo que hagas, da igual, porque te estás equivocando. Aquí no hay bien común, aquí sólo hay el menor de dos males.