17 octubre 2006

Hay un sentimiento sobre el que han reflexionado cuanto adicto a una pluma ha pisado esta tierra, y es el Dolor. Dolor con mayúscula, claro, nada que ver con el producido por un esguince o un corte, ni siquiera el del parto que dicen es el peor. No. Hay otr Dolor que es peor.

El Dolor es un sentimiento intrínseco al del Amor. Muchas veces sentir uno implica sentir, con menor asiduidad, el otro. Pero aun cuando el objeto de tu Amor sea alguien con cualidad de santo, hay quien puede hacerte sentir el Dolor a través de esa persona y sin que tú lo conozcas ni mucho menos lo ames. No me parece posible sufrir sin que sea por/a causa de/a través de una persona a la que quieras. Porque sólo aquellos a los que das la capacidad de importarte son los que te quitarán el sueño, te harán llorar y desmenuzarán tu vida entre sus manos o por la obra de otro.

Perdonas y perdonas un error tras otro, tragas las lágrimas y sigues adelante, con la vertical cada vez más difusa y tambaleándote como si fueras borracho, pero de algo que no se puede beber ni tocar. Hasta que llega un momento en el que ni perdonas, ni olvidas, ni piensas, ni recapacitas sobre la causa de tu Dolor. Simplemente es tan fuerte que lo dejas ahí, latente, y te acostumbras a ser el huesped del parásito más viejo del mundo que, una vez prueba tu carne, es prácticamente imposible arrancártelo.

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