19 abril 2007

El colisionador de hadrones

Ginebra alberga uno de los dispositivos más interesantes y en boga del momento. El colisionador de hadrones es un tunel de unos 27 kilómetros de circunferencia, enterrado a una distancia de la superficie que varía entre 50 y los 175 metros de profundidad. La finalidad de este colisionador es aparentemente sencilla. Intentará que colisionen dos emisiones de protones que circularán en direcciones opuestas y con una trayectoria circular, determinada por una serie de imanes de gran potencia que guiarán las partículas en el vacío contenido en el tunel.

Para que os hagáis una idea de la energía que desprendería un choque de este tipo, se calcula que podrían llegar a alcanzar 7x10(12) electrones Voltio.

Se preveía que para el próximo mes de noviembre comenzara la circulación de las primeras corrientes de estos iones pesados, y que para mediados del 2008 comenzaran los experimentos con colisiones, pero seguramente os haya llegado la noticia acerca de la explosión en el colisionador. Unos cálculos matemáticos erroneos, realizados respecto a la encastración de los imanes en el túnel, han provocado este accidente, haciendo que un imán de unas veinte toneladas se desprenda de su estructura. Otros veinticuatro resultaron dañados, con la consiguiente pérdida de tiempo y dinero.

Este tipo de dispositivos de choque electrón-positrón son tan sensibles a las energías circundantes que en un futuro se podrán prever terremotos a miles de kilómetros de su epicentro.

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