29 octubre 2007

Para ti

Porque te quiero, porque para mí eres mucho más que yo, porque tu nombre besa mis labios cada mañana y tu aliento cierra mis ojos cada noche, porque tu sonrisa es mi primera alegría, porque tus caricias son el descanso de mis días, porque tus palabras son el remanso en que me cobijo.

Porque te quiero, y porque lo eres todo para mí.

Feliz cumpleaños.



Y esto...

28 octubre 2007

Desnuda

Miranda


Hay días en los que todo parece perder el poco sentido que habitualmente tiene. Desnudas tu alma, expones tus sentimientos, dejas traslucir tus esperanzas, y la escarcha entra dentro de esa pequeña hura donde has escondido todo lo perecedero, todo lo vulnerable, para besar con su caricia desoladora aquello que querías proteger a toda costa.

El cambio de hora me ha atrasado el reloj, la sonrisa y la canción, y ahora voy desacompasada, a un ritmo que no tiene pulso y a un tiempo que no consigo alcanzar. Me pierdo entre reproches que no comprendo y miradas que no interpreto, entre caricias que no rozan mi piel y besos que no llegan a nacer. Y añoro las sonrisas inocentes, los abrazos silenciosos, los cariños inesperados, las pupilas fijas en un punto conocido, la anatomía del deseo impaciente. Ahora no sé dónde me dejé todo aquello, o si haciendo limpieza lo tiré a la basura. Ahora me toca escarbar entre las desdichas para encontrar una felicidad que hace mucho que no es inmaculada.

Qué bien lo dijo el maestro Sabina, qué más puedo añadir.

Este adiós, no maquilla un "hasta luego",
este nunca, no esconde un "ojalá",
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo
estas vísperas, son las de después.
A este ruido, tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón, podrido de latir
este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos no lloran más por ti.


Escuchando

Nos Sobran Los Motivos - Joaquín Sabina

26 octubre 2007

Nina

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Cuando la recogí no era más que unos pocos gramos de miedo, desconcierto e incertidumbre. La vida se cernía sobre ella carnívora, y sus patitas temblorosas ignoraban que aquélla transcurre sobre arenas movedizas que no ves hasta que te atrapan.

Apareció en mi jardín mansa, quieta, casi estática, sin capacidad de reacción ante las manos que la asieron y acariciaron con ternura. El terror le hizo corresponder los mimos no demandados, y ante nuestras atenciones creció, manteniendo dentro de sí un alma indómita y un carácter independiente, casi nacionalista. Sus enormes ojos te observan, entre el azul del cielo de primavera y el azabache del deseo de unas pupilas dilatadas. No le gusta que la cojan, ni que la toquen, si no es ella la que, zalamera, se aproxima a ti enredándose entre tus piernas y tu poco tiempo, ronroneando tu conciencia y reclinando tu espalda para atusar su melena clara, justo entre las orejas grandes de avispada como pocas. Pero esto no puede durar más de unos pocos segundos, enseguida es siente traicionada, como si sus principios la obligaran a sacar las uñas y arrancarte hasta el último átomo de cariño que hubiera podido regalarte. Y te bufa, te gruñe y sale corriendo despavorida.

Supongo que tuvo una infancia difícil. Quiero creer que por mucho cariño que hayamos intentado darle, siempre le quedará en la retina aquellos primeros días en que vio lo que no debía, en que vivió lo que no le correspondía.

Supongo que Nina y yo nos parecemos mucho.

25 octubre 2007

Obras + Anginas = Locura transitoria

No me lo puedo creer...

Hace meses que no estoy enferma, pero llevo una temporada que soy como un pastelito para todos los virus que se quieran acercar a mí. Hoy me he quedado en casa, con las anginas como canicas, la cabeza como el bombo de Manolo y una voz al más puro estilo Ozzy Osbourne...

Pero no contaba con los obreros. En mi casa llevan en obras desde hace dos semanas, con el consiguiente desquicie mental que conlleva. He pasado de dormir en mi habitación, a dormir en otra, a que me quiten los muebles y a llegar a mi portal y ver que mi cama y mi colchón estaban ahí, tan campantes, esperando que se los llevara el ayuntamiento.

Después de que se hayan tirado pintando los días que les ha dado la gana, ahora resulta que tienen que lijar. ¡¡Lijar!! Todo porque el pasillo tiene una especie de arpillera debajo de la pintura y claro, hay que quitarla. Hace diez minutos que me sobresaltó un ruido infernal. Creía que sería un taladro, cosa de unos pocos segundos. Pero saqué el hocico de mi madriguera calentita y lo primero con lo que me topo es con una máquina del año de la tarara a todo trapo, zumbando como un motor de un R14. Casi me echo a llorar. ¿No tienen otro sitio para ponerla, que justo delante de mi puerta? Máxime cuando el fulano estaba ¡en el otro codo del pasillo! ¡Señores, hay más enchufes!

Además, llamé esta mañana para pedir hora para el médico y hasta mañana a las diez nada, con lo cual me va a tocar aguantar el tipo e intentar no volverme loca.

Parece que han parado... Claro, ahora que ya estoy despierta... Apuesto lo que quieran a que es meterme en la cama y volver a darle caña a la máquina de volver loca a Kaoru.

¡¡Quiero emanciparme ya!!

Ah, y no. El de la foto no es como los que vienen a pintarme la casa... Ya me gustaría...

24 octubre 2007

Viento...

Porque viento he sido entre tus dedos, y me escapé entre tus manos sin que apenas pudiera rozarte, sin dejar más huella en ti que un recuerdo frío. Quise dejar de ser cierzo, cobijarme en tu pecho, convertirme en brisa cálida, besar tus labios sin tocarlos, cerrar tus ojos sin mirarlos. Pero ahora ya nada de eso importa. Se perdieron entre mis ondas las caricias y los cariños, y quedó el regusto amargo de la tristeza, las peleas y las lágrimas desangeladas. Vuelvo a dibujar la tiza que separaba nuestros cuerpos, nuestras vidas para ver si tras ella te quedas tú y tus malas palabras, tus desprecios y tus miradas orgullosas.

Quise ser viento para cobijarme en tu pecho, ahora sólo soy olvido.