Agonía de no vivir
Ya no hay más lágrimas que llorar, más reproches que hacer. Quién hubiera dicho que llevara un saco donde guardaría todas aquellas cosas que le conté o que hice para refregármelas en cuanto saliera la ocasión. Cuánto rencor, cuánto desprecio injustificado. El amor dejó de ser suficiente, o simplemente dejó de ser. Ahora ya sólo espero el final como los galgos de los que hablaba ayer, un tiro en la cara piadoso, rápido, limpio. Ya agotan las conversaciones monológicas, las palabras cuya única finalidad es hacer daño, devolver lo que molestó en lugar de decir qué fue. Las discusiones por suposiciones absurdas apartaron a las conversaciones civilizadas. Ahora todo está teñido por el verde del rencor y el desprecio. Y sé que no lo merezco. O al menos eso creo.
1 comentario:
No dudes, nadie lo merece.
Recupera pronto la sonrisa Kaoru, besitos!
Publicar un comentario