Creo que en la vida hay pasos más importantes que otros, pasos que marcan un antes y un después. Ciencias o letras, trabajar o estudiar, qué estudiar y dónde... Todas esas decisiones ya las tomé en su día, y fueron más o menos acertadas, aunque eso es otra cuestión. Lo cierto es que, me guste o no, han sido esas decisiones las que me han llevado a poder plantearme la emancipación.
No puedo decir que me haya costado decidirme. Pedí las ayudas para el alquiler joven mientras veía atónita cómo los precios subían en la misma proporción que el dinero que nos ofrecían. De manera que, al final, la pasta se la llevan los mismos de siempre, que suelen ser a los que menos falta les hace.
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Pero dejando esas cuestiones de lado, hace algo menos de un mes me notificaron que me concedían los tres meses de margen para presentar el contrato de alquiler, y hace un par de días me decidí a empezar a buscar.
Ayer empecé a ver pisos, y la verdad que la experiencia no fue demasiado gratificante. Pero hoy, sin pensar demasiado, he encontrado lo que quería. Es un piso pequeño, de 54 metros cuadrados, una habitación y un salón. Tiene la cocina amueblada y el baño equipado, y no quería más. Quería poder ir poniendo poco a poco mis muebles, las cosas que me gustaran, ir dando al lugar donde voy a vivir el toque que a mí me apeteciera. Poder crear un hogar, en definitiva.
En cuanto entré, me enamoré. Es luminoso, está a 10 minutos de mi trabajo y de la casa donde vivo ahora con mi abuela, a algo más de 10 minutos también del centro, todas estas medidas andando. Van a pintar la casa antes de que entre a vivir, y el 1 de junio será toda mía. Con la ayuda, se me queda el alquiler y la comunidad en 200 euros, todo un lujo para la zona que es y la casa, que no tiene más de 3 años. Está nueva, tiene los suelos de parquet oscuro y la luz entra a raudales. Una preciosidad.
Lo cierto es que éste es un paso importante. Quizá el más importante que haya dado en mi vida hasta ahora. Convertirme, o estar más cerca al menos, en una adulta autosuficiente. Sí, seguiré comiendo en casa y llevándome los tupper de comida de mi madre, pero así empezamos todos, ¿no?
Estoy muy contenta y tengo ganas de comenzar lo que parece una nueva etapa de mi vida. Ojalá salga bien.